Manolito: la magia de soñar (despierto)
Siempre me han preguntado qué es lo que hace tan especial ser Manolito. Puede que sean las ocurrencias, el humor que nadie entiende, su manera de ver el mundo desde los mundos que ha vivido, o esa mezcla de ingenuidad y picardía que solo tienen los mayores que recuerdan ser niños hace 40 o 50 años y que miran la vida de frente, aunque no pesan los kilos, pesan las vivencias de los pasados. Hubo pasados que existieron y otros que no, y miré usted, ambos pesan. Pesan las cosas que se hicieron y pesan algunas cosas que no hicimos. Por eso nos hacemos mayores. Manolito.info no solo es un personaje: es un recordatorio de que hasta en los días grises uno se puede encontrar un motivo para pensar que algo ha hecho bien.
Unos mundos que he vivido


La sonrisa es un escudo
No se entiende así en todas las culturas. En Rusia es de tontos sonreír an una foto (¿para qué? ¿de qué se ríe este, de un hombre con una cámara?). También sucede así en algunas culturas orientales, e incluso en Occidente: nadie sonreía en las fotos del siglo XIX e incluso de principios del siglo XX. Eran fotos familiares, asuntos serios, había que transmitir sobriedad y seriedad. La popularización y uso masivo de las cámaras y el concepto de familia feliz comenzó a cambiar esa costumbre. Hoy en día, o transmites una imagen de felicidad absoluta y sonrisa eterna en redes sociales o eres poco menos que un sociópata.
A cexes la vida aprieta. A Manolito le toca lidiar con las típicas peleas en el cole (aviso para niños: los mayores se pelean peor que vosotros, se pelean por dinero y porque faltan 000, por mentiras y porque no descubran su mediocridad, por muchos motivos menos importantes que las peleas de colegio…). Manolito lidia con broncas en casa porque es más fácil quejarse algunas cosas no están bien puestas en la nevera, o con la falta de recursos que muchos conocemos demasiado bien. Pero él tiene un superpoder que quiero compartir: ponerle una sonrisa hasta a las desgracias más cotidianas. No significa ignorar los problemas, porque hay días muy malos, pero hay que saber enfrentarlos con la certeza de que va a haber un mañana para volver a intentarlo.
Amigos, en los lugares menos esperados
Si hay algo que me encanta de sus aventuras es cómo siempre encuentra cómplices.
La imaginación como motor
Manolito no tiene mucho dinero, ni lujos, pero sí una riqueza que no cabe en ningún bolsillo: su imaginación. Es capaz de convertirse en astronauta, presidente del mundo o lo que se le pase por la cabeza en cuestión de segundos. Nos enseña que soñar despiertos es gratis y, además, es una forma de resistir, de crecer y de darle color a lo cotidiano.
La magia de soñar despierto
Quizás eso sea lo que significa ser Manolito: no dejar de soñar despierto aunque la vida se empeñe en ponerte los pies en la tierra. Los sueños no cambian la realidad de un día para otro, pero le ponen sentido al camino y nos empujan a levantarnos cada mañana. Sin sueños, uno sobrevive; con sueños, uno vive.
Y no hace falta que esos sueños sean gigantes: a veces basta con soñar con una amistad verdadera, con un viaje que parecía imposible, con aprender algo nuevo o con dejar un mundo un poco mejor de lo que lo encontramos. Es en esos pequeños sueños donde se esconde la grandeza.
Por eso escribo aquí, en Manolito.info: para recordarme —y recordarte— que seguimos en el juego mientras sigamos soñando. Que la sonrisa, el esfuerzo y la imaginación son las únicas riquezas que no se devalúan. Y que lo mejor de todo es que nadie nos las puede quitar.
